En la
ciudad de Londres, en una pequeña cabaña vivía Georgina, una chica muy común y sencilla,
junto con su hermana menor adoptiva, Johandrina.
Un
día, Johandrina se dirigía a su dulce y pequeño hogar cuando de repente notó
que en suelo se encontraba un pequeño papel, lo levantó y al detallarlo observó
que se trataba de un ticket para cursar en el sorteo para asistir a la escuela
de princesas, el cual tendría lugar ese día en el centro de la ciudad. Esta
escuela estaba destinada para todas las doncellas del mundo que quisieran ser
reinas, allí se prepararían para la vida en la realeza, aquella que ganara el sorteo podría estudiar y ser elegida como
consejera de la princesa que quisiera elegirla.
Cuando
Johandrina llegó a casa, fue muy contenta
a contarle a su hermana sobre el hallazgo, y se dirigieron al lugar del
sorteo. Al escuchar el número ganador, Georgina no podía creer que lo que
escuchaba, ese número era el suyo.
Al
día siguiente, un carruaje la pasó buscando para llevarla al castillo donde se
darían las clases. Este era un castillo compuesto de ladrillo con
revestimiento de piedra caliza color arena con bellos jardines,
torres altas y un reloj, en el cual se reflejaba la luz del sol, y al entrar se
podía ver que era muy ostentoso, de techos altos con grandes candelabros y
muebles finos. Georgina, se sentía muy a gusto en él.
Las
clases iniciaron y Georgina se sentía aturdida por la belleza e inteligencia de
sus compañeras que eran de todas las partes del mundo. Conoció a una chica
llamada Ana, princesa de Mónaco, a la
que le apasionaba la música, y pronto se convirtieron en mejores amigas.
También conoció a una chica llamada Jheileen, la heredera al trono de Gran
Bretaña, que era muy mala con ella y a su madre Gabriela, la reina, quien
parecía conocer a Georgina por alguna razón, juntas la saboteaban para que le
fuera mal en sus clases y gracias a ellas casi fue expulsada de la escuela. Sin embargo, la
tenacidad de Georgina le ayudó a superar su retos y pronto destaca en todas las
disciplinas.
Durante una clase, Georgina conoce la historia de
la Reina Laura, quien falleció junto con su familia en un fatal accidente. Unos
días antes de la graduación, el grupo es llevado de visita al Palacio Real.
Ahí, Georgina y su amiga descubren el retrato de la reina Laura y para sorpresa
de las dos, ella era idéntica a Georgina. Entonces, Anna se da cuenta que Georgina
es en realidad la verdadera princesa de Gran Bretaña, pues la fecha de su
supuesto deceso coincide con el día de su cumpleaños que en realidad fue el día
en que su madre adoptiva la encontró. Jheileen las escucha sin ser vista y
acepta que ella no puede heredar el reino, por lo que decide ayudar a Georgina
dándole su corona el día de la coronación. Esto provoca la furia de Gabriela,
quien había asesinado a su hermana Laura, y revela su crimen gracias a la rabia,
por lo cual es encarcelada.
Georgina se convierte en reina de Inglaterra y su
hermana se muda al palacio para vivir
con ella. Además, Jheileen es nombrada consejera de la Reina y Ana, unos días
después, se convierte en reina de Mónaco.
Por muchos siglos, se decía
que Georgina era la mejor reina que había tenido ese país.
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